jueves, 22 de octubre de 2009

Hesperidina renueva su etiqueta, la quinta en su historia.




Ya hemos hablado en posteos anteriores que Hesperidina ha tenido el lujo de ser pionera en muchos aspectos y su etiqueta “antipiratería” es, sin duda, uno de ellos.

En 1866, a dos años de su lanzamiento, Hesperidina se encontraba azotada por una ola de imitadores que, aprovechándose de la falta de una legislación que protegiera las marcas, intentaban lograr un lugar en este nuevo mercado.
Al comienzo su creador, Melville Sewell B., sólo podía defenderse mediante piezas publicitarias como por ejemplo un curioso volante repartido en las calles que alertaba al público a elegir sólo las botellas que “tengan los rótulos con mi nombre y firma al pie, que sean vendidos por los respetables depositarios de mi Hesperidina anunciados por los diarios, que su precio no sea inferior a 300 pesos la docena o 30 pesos la botella, debiendo desconfiarse de todo artículo que se ofrezca a precio menor, y que no procedan de venta en público porque mi Hesperidina nunca se ha vendido ni se venderá en remates”.

En 1867 Melville decide tomar una segunda medida y crea un envase único y una etiqueta grabada en acero de una perfección artística inimitable como el más complicado billete de banco. Para dicha tarea fue contratada la Bank Note Company de New York, responsable de la impresión de los dólares norteamericanos.

Doce años después de su creación, afortunadamente el gobierno sanciona la ley de marcas. Iniciativa de Melville quien también colaboró con la redacción de dicha ley acercando a los legisladores locales la que existía en los EEUU. En homenaje a la dedicación de Melville se le otorgó la marca número 1 a su Hesperidina.

Hoy la nueva etiqueta de Hesperidina, lejos de ser un elemento anti-piratería, le devuelve a la bebida parte del espíritu de sus primeras manifestaciones visuales perdidas con los sucesivos cambios de diseño. Hesperidina cambió otra vez su pilcha, pero el corazón sigue intacto.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Hesperidina. Primera marca registrada, primera marca en un diccionario.


No sólo Hesperidina es la primera marca registrada del país sino que tiene el privilegio de serlo también en un diccionario con más de 1200 argentinismos del siglo XII. Su título es "Un inédito diccionario de argentinismos del siglo XIX" y su autor Pedro Luis Barcia quien preside la Academia Argentina de Letras.
Así se refería Barcia a Hesperidina durante una entrevista realizada en el programa radial “El Informatorio” transmitido por FM Palermo.
"El viejo Bagley, el que fabricaba las galletitas, norteamericano de origen, inventó esta bebida y le llamó Hesperidina porque el mito dice que cuando los griegos navegaban por las costas de Valencia las naranjas en medio de las hojas verdes parecían frutos de oro, frutos de oro del jardín de las Hespérides. Y como estaba hecho con cáscara de naranja lo llamó Hesperidina. Lo curioso es que era una bebida común en los boliches del siglo XIX. No precisamente el vino tinto, que es muy posterior. Primero fue la ginebra, después la Hesperidina y luego el vino tinto”.

Si bien el diccionario acuña entre sus términos otras marcas tales como Birome o Maicena, Hesperidina cuenta con el honor de ir a la cabeza en la historia de la marcas en Argentina.

Fuente: http://elinformatorio.blogspot.com

lunes, 3 de agosto de 2009

Los diez méritos insuperables de la Hesperidina.


En 1924 Bagley publicó el "Librito de las cosas útiles y valiosas" que brindaba tanto a damas como caballeros soluciones prácticas y caseras a diferentes situaciones de la vida cotidiana. En ella se publicó lo que podríamos describir como los 10 mandamientos de Hesperidina. A continuación reproducimos el texto original para que lo disfruten.

Los diez méritos insuperables de la “Hesperidina”

En estos méritos se fundan las diez poderosas razones que proclaman la “Hesperidina” como la mejor bebida nacional.

1º Mérito. El ser la “Hesperidina” un tónico general, por lo que ayuda a mantener las energías vitales en excelentes condiciones de esfuerzo y resistencia permanentes.

2º Mérito. El poseer la “Hesperidina” excepcionales virtudes sobre el estómago, favoreciendo indirectamente la función del hígado, cuyo importante órgano ayuda a corregir y regularizar.

3º Mérito. El poderse calificar a la “Hesperidina” de incomparable reconstituyente, pues posee propiedades que tienden a fortificar y facilitar la purificación de la sangre de los convalecientes.

4º Mérito. El de ser la “Hesperidina” un deleite del paladar de mucho tiempo conocido como muy eficaz y sano, constituyendo por sí solo un elemento últil para la digerstión.

5º Mérito. El que otorga a la “Hesperidina” sus cualidades similares a las de los reconfortantes, en los casos de graves desgastes nerviosos, de falta de apetito, de pérdida de sueño, de postración y todas las demás manifestaciones del agotamiento general: mérito éste que hace a la “Hesperidina” de inapreciable valor e insustituible uso en tales casos, como pueden acreditarlo los millares de personas que, habiéndola tomado con moderación, han debido a ella el recobro de sus fuerzas y aptitudes prácticas.

6º Mérito. Hallarán las mujeres en este licor, un regulador benéfico para los períodos dolorosos, su uso moderado en tales casos amenguará su sufrimiento.

7º Mérito. El que da a la “Hesperidina” el hecho de ocupar el primer puesto entre todas las bebidas gratas: condición completamente aparte de sus cualidades saludables de pureza e inofensividad.

8º Mérito. El de haberse comprobado en miles de casos anuales durante la muy larga existencia de la “Hesperidina” su acción benéfica, tomada con moderación, sobre los nervios y el estómago, así como también su facultad de avivar la inteligencia. Quizá este último mérito haya inspirado a tantos poetas a cantar al gran licor sin rival que desde el año 1864, como se verá en las últimas páginas de este prontuario, hasta el presente, fue ponderado en más de una impecable poesía, hija de la gratitud y de la virtud del canto.
Léase sino una de las últimas, titulada ¡Gloria a ti, Hesperidina!

De los dioses del licor
nadie en el mundo imagina
sino conoce el sabor
que tiene la “Hesperidina”.

E ignorará su virtud
si no cuenta en su experiencia,
el deberle la salud
a su mágica influencia.


9º Mérito. Este también es un mérito múltiple de la “Hesperidina”, como la mayor parte de sus irrefutables DIEZ MÉRITOS. El noveno es el que se le reconoce por tener un lugar en todos los hogares bien ordenados ya que para uso eventual en casos accidentales de descompostura, ya como estimulante de uso diario; bien por ser placentero a alguno de la familia, bien por reconocerlo, tras larga comprobación, grato y benéfico a la par.

10º Mérito. Este es el sólido y famoso mérito de la vejez de la “Hesperidina”, solamente posible de sustentarse con el valor de su bondad perenne, pues ha de tenerse presente que aquella es quizá la única bebida nacional que se estaciona y madura antes de ser embotella, circunstancia que la acredita mayormente a medida que transcurren los años, siendo este décimo mérito el coronamiento digno de los nueve anteriores.

lunes, 13 de julio de 2009

La etimología de la palabra Hesperidina.


Si bien en post anteriores hemos hablado de Hesperidina como sustancia y bebida, queda por exponer otro aspecto no menos interesante, la etimología del término.
La leyenda cuenta que, al navegar por la zona costera de Valencia, los griegos observaban a la distancia gran cantidad de naranjas. Estos cítricos al contrastar con sus hojas verdes, parecían ser frutos de oro tal como en el jardín de las Hespérides. En la mitología griega las Hespérides - en antiguo griego hijas del atardecer - eran un grupo de ninfas que cuidaban un jardín imponente, dotado de un conjunto de árboles que daban como fruto manzanas doradas, las que proporcionaban, a quien las comiera, la tan ansiada inmortalidad. Así fue como la anécdota de los navegantes griegos, daría origen luego a la denominación del bioflavonoide y posteriormente al nombre de la primera marca de la República Argentina.

miércoles, 3 de junio de 2009

Hesperidina presente en un hito de la natación.


Un curioso aviso publicado en enero de 1924 comunicaba en su titular la leyenda “Momentos en que se impone la Hesperidina Bagley. Al festejar la hazaña, de repercusión mundial de la Harrison”.
Y precisamente la bebida creada por Melville Bagley había sido elegida para los festejos de una proeza en la historia de la natación mundial. El 22 de diciembre de 1923, luego de 48 kms recorridos en 24 horas y 19 minutos, Lilian Harrison se convertía en la primera mujer en cruzar a nado el Río de Plata, uniendo Colonia con la ciudad de Buenos Aires.

Pero este no fue su único récord, ya que en febrero del año 1923 había establecido en el Río Paraná el récord mundial femenino de permanencia en el agua, de 21 horas y 20 minutos.
En 1924 llegaría el desafío de cruzar el Canal de Mancha con cuatro intentos sin éxito, incluso en uno de ellos casi pierde la vida.
Su última gran hazaña se produjo un año después en la Maratón de París, un desafiante e intenso raid de 400 kms. por el río Sena. En este nuevo certamen arribó en cuarto lugar siendo la única mujer entre los 12 nadadores que llegaron a la meta.

Por eso no es una coincidencia que la primera marca argentina y primera bebida alcohólica socialmente aceptada para el consumo femenino en lugares públicos estuviera presente en los festejos de la primera nadadora que cruzó a nado el Río de la Plata.

lunes, 27 de abril de 2009

Los efectos benéficos de la hesperidina.


Desde la Antigüedad y también en épocas medievales, los campesinos que cultivaban cítricos en el Mediterráneo descubrieron las propiedades farmacológicas de la hesperidina, aseguran los investigadores españoles Beatriz Álvarez Arias y Luis Ramón-Laca. Los habitantes de la península ibérica utilizaban diversos cítricos como antídotos contra venenos. La ciencia moderna reveló que las naranjas amargas, tan apreciadas por aquellos españoles, tienen actividad digestiva, anticancerígena y anti-inflamatoria. Ciertos componentes de las naranjas, amargas o dulces, también mejoran la circulación sanguínea.

En los últimos tiempos, médicos y científicos han subrayado la importancia de los bioflavonoides – entre los cuales está la hesperidina que contienen las naranjas- para mejorar el estado general de salud y para tratar múltiples dolencias de una forma natural.

Los bioflavonoides son sustancias químicas que se encuentran naturalmente en ciertas plantas y alimentos, y que han demostrado disminuir la incidencia de enfermedades como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las alteraciones inmunológicas.

Se han identificado más de 6.000 flavonoides diferentes en plantas, pero generalmente ocupan una porción insignificante en la dieta diaria.

Los estadounidenses consumen 189,7 mg de flavonoides por día, mayormente a través del té (157 mg), jugos de frutas (8 mg), vino (4 mg) y frutas cítricas (3mg), según un estudio publicado en la revista de la Sociedad Norteamericana de Nutrición en mayo de 2007. En la Argentina no existe una estimación sobre la cantidad de bioflavonoides que consume la población, pero probablemente serían muchos más los que se interesarían por estos compuestos si supieran los beneficios que aportan a la salud.

El renacimiento de la hesperidina


Entre los flavonoides se encuentra la hesperidina, que en la Argentina se conoce hace décadas como “tónico” digestivo y de bienestar general.
En 1930, los científicos húngaros Rusznyak y Szent-Györgi identificaron una sustancia en la cáscara de limones que era efectiva para tratar a pacientes con púrpura. Llamaron a esa sustancia “vitamina P”, por mejorar la permeabilidad de los vasos sanguíneos. Pero en 1950, el compuesto P (constituido por los flavonoides hesperidina y eryodictol) perdió su categoría de vitamina para pasar a ser considerados “micronutrientes”.
No fue hasta la década del ’90 que algunos flavonoides comenzaron a ganar una gran reputación como antioxidantes y protectores del corazón. En los últimos cinco años, los estudios científicos sobre hesperidina se han multiplicado y han revelado propiedades antes desconocidas.

La hesperidina es una flavanona (uno de los tipos de flavonoides) y se encuentra abundantemente en cítricos como la naranja y el limón. Aparece principalmente en la piel, en la membrana blanca y en la pulpa, de ahí que al hacer jugo de naranja se recomienda utilizar estas partes del cítrico también.
Las flavanonas están relacionadas con el mantenimiento de la salud de los vasos sanguíneos y los huesos, el combate al cáncer, la prevención de alergias, la reducción de la inflamación y cierta actividad anti-microbiana.
Los bioflavonoides que contienen los cítricos son ampliamente utilizados en Europa para tratar enfermedades de los vasos sanguíneos y sistema linfático, ya que estos compuestos funcionan fortaleciendo a los vasos sanguíneos, según informan reumatólogos de la New York University.
“La hesperidina es una flavanona que tiene efectos significativos sobre la pared de los vasos sanguíneos, mejorando su elasticidad y reduciendo la permeabilidad capilar”, afirma Obdulio García Benavente, investigador de la compañía Nutrafur de España y miembro del Instituto de Envejecimiento de la Universidad de Murcia . “La menor permeabilidad de los vasos sanguíneos evita que se formen edemas en los tejidos, con lo cual la hesperidina funciona como si fuera un antiinflamatorio. Por eso, tomar 1 gramo diario de hesperidina es muy útil en el tratamiento de várices y el síndrome de piernas cansadas”, explica el especialista en flavonoides provenientes de cítricos.

De acuerdo con las recomendaciones nutricionales de los Estados Unidos, la hesperidina debe incluirse en la dieta en determinadas dosis para mantener una buena salud. La ingesta en los mayores de 18 años debe estar entre los 10 a 25 mg o más por día. Para tratar dolencias, la dosis terapéutica fluctúa entre los 50 mg y los 500 mg si se la ingiere oralmente mediante suplementos. Pero también la hesperidina obtenida naturalmente a partir de cítricos puede ser terapéutica, si se toman entre 500 mg y 5 gramos diarios.

Efectos terapéuticos de la hesperidina

Se sabe que la hesperidina es efectiva para tratar várices, hemorroides, úlceras varicosas, insuficiencia venosa crónica y también para prevenir los moretones de fácil aparición en ciertas personas. Además de sus propiedades para mantener sanos los vasos y capilares sanguíneos, diversos estudios han probado que tiene efectos antioxidantes, ya que evita la acción dañina de los radicales libres sobre las células.

En los últimos tiempos, se han encontrado sorprendentes usos terapéuticos para la hesperidina. En ratas de laboratorio, este flavonoide disminuyó la hipertensión, redujo el colesterol y detuvo la pérdida de densidad ósea.
Recientemente, investigadores de la UBA descubrieron que la hesperidina tiene también propiedades sedativas y que podría servir para manejar el dolor. En la Universidad de La Plata, un grupo de químicos encabezado por la doctora Patricia Williams encontró en células cancerosas de ratas que la hesperidina podría funcionar contra tumores, en combinación con otro elemento (vanadio).
Una de las más interesantes aplicaciones de la hesperidina podría darse en la artritis reumatoidea, ya que estudios realizados en ratas mostraron que disminuye varios de sus síntomas y que podría utilizarse para prevenir el agravamiento de la enfermedad.

La hesperidina además baja la presión arterial y tiene una acción vasodilatadora.
Junto con la vitamina C, la hesperidina protege el colágeno, evitando la aparición de piel caída.
Según la Administración de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), la hesperidina es un producto natural que actúa como protector de los capilares sanguíneos. Este compuesto fitoterapéutico (extraído de plantas) se emplea en hemorragias, vasculopatías e insuficiencia venosa crónica.

Beneficios de los flavonoides cítricos

:: Bajan la presión arterial.
:: Son antioxidantes: protectores de la actividad celular.
:: Mejoran el estado de los vasos sanguíneos.
:: Disminuyen la inflamación.
:: Reducen el colesterol “malo” (LDL).
:: Podrían tener actividad anti-tumoral.
:: Contrarrestan la pérdida ósea después de la menopausia.
:: Posible efecto anti-age.

viernes, 13 de marzo de 2009

Hesperidina, en la publicidad argentina.



Hesperidina siempre se destacó por romper con todos los esquemas comunicacionales de la época. Comenzando por aquella mañana de octubre de 1864 en la que los apenas 140.000 habitantes de Buenos Aires fueron sorprendidos con enormes pintadas en las aceras con solamente la palabra “Hesperidina”. Esta acción de comunicación es lo que hoy se conoce en la jerga publicitaria como campaña “teaser” o “incognita-develación”. Hesperidina fue la primera marca de nuestro país en emplear este tipo de publicidad y Melville Bagley, su creador, tuvo en vilo a toda la población que se preguntaba día a día qué demonios era esa nueva palabra que poco a poco cubría las calles porteñas de duda y ansiedad. Hasta veinticuatro horas antes de la navidad de 1864, momento en el cual se rompió el silencio y apareció un aviso vertical en el diario “La Tribuna” que comunicaba las bondades del producto y los lugares donde se podía conseguir. Pero la historia sigue: Hesperidina fue una de las marcas pioneras en generar promociones mediante cupones y, como destacáramos en un post anterior, también fue la creadora de un antepasado del jingle publicitario actual (ver post Hesperitango). Incluso el tono publicitario de los primeros avisos era extremadamente vanguardista y adelantado a su tiempo. Podemos asegurar que estas ideas no tienen nada que envidiar a las presentadas por los actuales creativos publicitarios.

Los años pasaron y hoy Hesperidina vuelve a estar en la cresta de la ola en el marco de una mega-campaña viral que abarca cuatro comunidades virtuales (Myspace – Facebook – Fotolog – Flickr) y va por más. El espíritu innovador de Melville, aquel que 160 años atrás hizo erizar a una cuidad entera, sigue intacto en cada botella de Hesperidina.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Pulperías: toda la verdad

La verdad. Sobre el tema de las pulperías en nuestro país, para ser sincero de entrada nomás, no hay ninguna verdad. O quizás, partiendo de la buena fe de los autores, debería decir que hay tantas verdades como investigadores sobre el tema ha habido y hay hoy en día.

Denominación. ¿De dónde viene la denominación de "pulpería"? Para el erudito Roberto Elissalde (asesor imprescindible en estos menesteres) la cosa sería así: Algunos atribuyen el origen del nombre a que los pulperos (propietarios de estos
Hesperidina presente en una pulpería de un famoso almanaque
del célebre Molina Campos.


establecimientos) eran verdaderos "pulpos", (el mismísimo diccionario de la Real Academia Española reconocer este origen). Para otros, viene de "pulquería" o lugar donde se toma pulque, que es una bebida (mexicana) parecida al aguardiente.
Tiene su origen en las primeras épocas de la colonia (en marzo de 1600 el cabildo porteño impuso a un pulpero una multa de 8 pesos por haberle vendido vino a indios y negros).
Hay dos corrientes explicativas: los "americanistas" que hacen derivar el nombre de la voz mejicana "pulque" o de la mapuche "pulcu"(en esta corriente estaba Don Juan Manuel de Rosas); los "hispanistas" que se apoyan en el latinismo "pulpa". En el primer caso, aunque no nos guste, es poco probable, dado que el contacto con el indio como para incorporar vocablos fue muy posterior al 1600, cuando definimos que ya se conocían las pulperías. En cuanto a la denominación española, "pulpear" era comer bien, por llamar pulpa a la carne (como no deseo problemas con los uruguayos, añado que en el Uruguay se usa esta expresión para el comer la carne sin hueso). Pero volviendo al vocablo mejicano, "pulpear" era tomar aguardiente de maíz, que se elaboraba por la fermentación de la pasta machacada del maíz, que llamaban "pulpa". Así que probablemente, de la conjunción de estas dos voces derive el término "pulpería".
Otro experto. Jorge Bossio, que por los ?70 publicara un magnífico libro que denominó "Historias de las Pulperías" (gracias Eduardo T.), abundante en documentación colonial, adhiere a la última teoría de que, entre muchas otras cosas, que ya veremos, se debe al "pulpear" de origen hispano-uruguayo. Porque también están los que sostienen que como las pulperías las regentearon los gallegos en un primer momento, allá por el 1600, las llamaron igual que los lugares que en sus tierras vendían pulpos curados, como dice mi amigo mendocino Richita. En fin, un tema de nunca acabar, como tantos otros.
¿Qué era una pulpería? Ante todo hay que distinguir la que se encontraba instalada en una de las esquinas de la ciudad, ya que la ubicación era casi obligadamente en una esquina, de las que se instalaban a campo abierto, cuyo trajín graficó tan bien Walter Ciocca en su historieta "Lindor Covas, el cimarrón", porque era el lugar donde el protagonista encontraba alguna china con la que siempre, dicho sea de paso, terminaba mal; o bien, nunca faltaba el parroquiano que, con voz aguardentosa, lo desafiaba a pelear; y Lindor, un hombre de paz, como puedo ser yo..., generalmente encaraba el expediente con el cabo de su talero, al que le hacía un nudo en la lonja para poder asegurarlo mejor a su mano, y ahí nomás la emprendía contra el desafiador, dejándolo bastante estropeado, pero vivo.
Entonces, lo fundamental era que se consideraban casas de abasto, porque tenían de todo para vender, como que fueron las antecesoras de esos establecimientos que los que tenemos más de 40 años (ejem) recordamos bien: los almacenes y despachos de bebidas. Bossio cuenta que: "A veces en las paredes, acomodados sobre estantes, se observaban diversos objetos que estaban a la venta de los parroquianos. Botellas de aguardiente, cajones de tabaco, bolsas conteniendo legumbres, junto a tercios de yerba, fardos de cuero vacuno que luego serían vendidos subrepticiamente?No faltaban la mesa y los bancos cubiertos de rusticidad en los que a veces se sentaban los gauchos a jugar partidas de truco y a beber?.otro criollo entonaba en una vieja guitarrita a la que llamaban changango".
Changango. La clientela, muy a menudo levantisca, se calmaba cuando comenzaba un paisano a tocar este instrumento, que era una pequeña guitarra hecha con maderas de inferior calidad y un sonido ídem, pero que no hay que confundir para nada con el charango norteño construido en parte con la caparazón de una mulita. También era una expresión para el entregarse a la chunga y el pitorreo.
No era un club. ¿A qué viene esto? Viene a que hubo quienes como Sarmiento, que quisieron asemejarla a un club, y prácticamente no hay otro autor serio que coincida con este encuadramiento. Claro que la pulpería desempeñó diversas funciones sociales, como dijimos, ya fuera como proveeduría, bolsa de trabajo, taberna, casa de trato, fuente de noticias y hasta casino o lugar de juego, porque las de la campaña no era extraño que tuvieran a su lado una cancha de cuadreras; pero nada de esto la convierte en un club. Como no lo fueron y no lo son los maravillosos cafetines porteños, donde se siguen juntando los amigos para tomar copas y charlar, al estilo del encuentro de los jueves que preside Hernán Goldaracena, si bien, este encuentro tiene un show aparte, que es el ver devorar la pirámide de papas fritas bastón que se pide habitualmente el Indio Puló (ampliaré).
Tampoco eran boticas. Que justamente venían a ser los lugares adonde concurría la pequeña burguesía a tomar sus tragos y jugar al tresillo. Ah, y de paso le cuento, que "boliche" es una voz germánica.
Los vagos. No sé porqué el fin del penúltimo párrafo me lleva a recordar la obsesión que existía en España desde siempre contra la vagancia y que fue motivo de interminables conflictos con las pulperías. En 1499 ya había una ordenanza real que disponía que se hiciera trabajar a los "egipcianos", que era como se llamaba a los gitanos de entonces. Felipe II harto de ver que no había forma de hacer trabajar a esta querida etnia, pasó a los hechos y en 1576 dispuso la expulsión de los gitanos que hubiera en las colonias americanas; quizás para que las malas costumbres no se le contagiara a los pueblos originarios. Es que muchos, incluso en nuestra época, piensan como Jules Renard: Si el tiempo perdido no se recupera nunca, sigamos sin hacer nada?
Los pesos y medidas. En la colonia había mucha preocupación por este tema cuando de venta en las pulperías se trataba, así que se instaló un personaje que se llamaba el almotasen, responsable de controlar a los vivos de siempre. A título ilustrativo, comparando con nuestro actual sistema de pesos y medidas, los líquidos en aquellos tiempo se vendían por media arroba (8,065 litros), asumbre (2,02 litros), media asumbre (1,008 litro), cuartillo (0,504 de litro) y el medio cuartillo (0,252 de litro).
Las rejas. Esta era otra de las diferencias entre la pulpería ciudadana, que no tenía reja alguna, y la campestre, que tenía una del piso al techo, y que contaba con un mostrador de un mínimo de un metro de ancho para resguardar la seguridad del pulpero, que quedaba de esta forma bastante fuera del alcance de los cuchillos de los borrachos enardecidos. Por eso, siempre que veamos un cuadro de época donde aparezca una reja, muestra una pulpería de campaña.
Los mostradores. En febrero de 1788 se le ocurrió al Gobernador Intendente de Buenos Aires, que los mostradores debían ubicarse en la puerta de las pulperías, para evitar que los parroquianos se estacionaran en el interior, dando lugar a todas las pendencias posibles. Los pulperos, que eran como 500 en aquel momento, armaron un gremio velozmente y pusieron a su frente a Juan de Almeyra, que se dedicó a impedir que la Ordenanza entrara alguna vez en vigencia. Y esto no sucedió ¡hasta 1812! y encima modificada, como para que permitiera entrar a algunos, pero no a todos los clientes. Estos nuevos mostradores tuvieron la ventaja de impedir que algunos inadaptados hicieran sus compras ¡de a caballo!, que además nunca faltaba el avivado que con toda la mercadería encima de su montado, ¡se iba sin pagar! Insisto: todo esto pasó hace 200 años...el parecido con la actualidad, es pura coincidencia...

Comienzo del fin. Un día dispusieron allá por 1823, que las pulperías solo debían vender bebidas espirituosas, y al no ejercer esa función múltiple de lo que hoy llamaríamos un polirubro, comenzaron a dar paso a los almacenes y despensas. Pero no se fueron sin dejar sus marcas en la historia: ya sea como cuando Juan Moreira murió escapando de una pulpería, o como aquella denominada El Caballito que quedaba en Rivadavia y Polvorín (hoy Emilio Mitre), y que terminó prestando su nombre para denominar todo un barrio hasta el día de hoy. ¿Desaparecieron realmente? Porque dicen que "la pulpera de Santa Lucía" se reencarnó en la afamada Alicia "La Griega"...¿Será?

Post Data. Ir al restaurante del Club del Progreso, que regentea la encantadora Yanina Andreani, puede ser una agradable sorpresa gastronómica y presupuestaria, porque se come en un ambiente ancestral, con una buena atención, y precios muy acomodados. Córrase a Sarmiento, entre Talcahuano y Uruguay, y trate de adivinar los secretos de nuestra historia que esconden esas paredes, mientras lo pasa bien.

Fuente:
Nota extraída de La Nación Online – Por Alejandro Maglione
Viernes 6 de febrero de 2009

Link: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1096405


lunes, 19 de enero de 2009

Hesperitango


Al hablar de Hesperidina y relacionarla con un estilo musical automáticamente se nos presenta el tango. Entre otras cosas por ser la bebida favorita de uno de los grandes intérpretes del sigo XX de este género: Roberto Goyeneche. El polaco compartía su pasión por el 2x4 de la misma manera que por la Hesperidina. Era algo habitual encontrarlo acodado en la barra del bar “La Sirena” ubicado en Villa Urquiza disfrutando de una copa de su amado aperitivo. Tal era la relación entre el cantor y la Hesperidina que esto fue plasmado en un tango a su memoria – Ciudadano de Saavedra – compuesto por César Rossi en el 2004. Otro de los hitos del invento de Melville Bagley, es ser una de las primeras marcas que utilizó al tango como forma de promocionar al producto. Esto se materializó en una polka compuesta por E. de Lahitte y un tango que data de 1915 cuya autoría corresponde a Juan Nirvassed - pseudónimo del ciudadano francés José de Wavrin - un compositor que de ahí en más estaría involucrado en la creación de obras para promoción de otras marcas. De esta manera vemos que Hesperidina no fue solamente la primera marca registrada del país y la bebida amada por un ícono de la canción popular sino también una pionera en el mundo de los “jingles” publicitarios.